Tarotista

desde los 12 años

Dicen que el Tarot no lo eliges tú sino que te encuentra él a ti. A mí me encontró a los 12 años. 

De niña me encantaba ya dibujar y leer. Mirar a la gente e intentar comprender el mundo y a las personas. Era introvertida, soñadora, muy sensible y, en general, una niña tranquila. Mi tarde favorita era escuchar música con mis cascos mientras leía una novela en una esquina escondida de casa de mis padres. Crecí bastante solitaria y siendo una «niña buena» y responsable.

Con mi paga podía comprar un walkman, algunas cintas y libros. A los 12 años compré un Tarot Raider-White con su manual. ¡Me fascinaba por fin poder entender lo que me rodeaba!

Me di cuenta que era imposible memorizar y elegir un significado de la lista de los que ofrecía el libro. Así de me decidí a «inventármelo», a dejarme llevar mientras jugaba con mis amigos y conocidos, y resultó que empecé a hacer lecturas certeras.

Al año siguiente me fui a Inglaterra por un año y eso cambió mi vida. Todas mis amistades y mis conocidos habían cambiado, la escuela también. Incluso había olvidado cómo escribir mi propia lengua bien.

Ese fue el primer momento en que recuerdo empezar de nuevo conscientemente. Y mi vida me ha llevado a recomenzar y reinventarme muchas veces.

reinventarme como buena escorpio

Transformaciones

Estudié arquitectura en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (Universidad Politécnica de Madrid). 

María Vázquez Herranz

Arte

Dibujar ha sido una de mis pasiones. A los 8 años comencé a tomar clases de dibujo al óleo.

En el instituto mi profesora de dibujo técnico trajo a clase unas láminas de sus estudios de arquitectura de la Basílica de San Pablo de Roma coloreadas con acuarelas. ¡Me enamoré del dibujo! Podía ver el mundo por dentro y de manera hermosa.

En ese momento decidí estudiar bellas artes o arquitectura, y acabó siendo esto último a lo que dediqué mis años de Universidad.

Fueron muchas lecciones de dibujo del natural con carboncillos, pasteles y acrílicos dando forma a desnudos y edificios. Y otras tantas de dibujo técnico a lápiz, tinta y con ordenador. Al terminar la carrera, mi pasión se había convertido en una obligación y dejé de dibujar durante algunos años.

Tiempo después llegó a mi vida una técnica para aprender a dibujar con el lado derecho del cerebro, de la mano de Ricardo Gruber, quien estaba impartiendo sus maravillosas clases en Madrid. Volví a apasionarme por el dibujo. Mis compañeros me llamaban «la impresora» porque mis dibujos parecían fotocopias. Era gracioso y, al mismo tiempo, me falta la frescura y la pasión para dar rienda suelta a mi creatividad.

Tiempo después, y gracias a Karlos de la Morena, retomé esas clases, no tanto por aprender la técnica sino por volver a disfrutar de mi pasión, liberándome del perfeccionismo que me ha acompañado muchos años.

Durante estas clases he visto a personas que se pensaban incapaces de dibujar, afrontar sus miedos y sus limitaciones, de mentalidad la mayoría de ellas, y acabar en tan sólo unos pocos meses dibujando retratos preciosos.

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Perfect balance of taste and texture.

Pete Walters, Luke caffe

"La finalidad del arte es dar cuerpo a la esencia secreta de las cosas, no el copiar su apariencia."

aristóteles